¿Que significado tienen las compras compulsivas?

Si fuiste al supermercado durante la pandemia del coronavirus, es probable que hubieras notado algunos estantes vacíos donde antes solía haber pasillos y pasillos de estantes bien surtidos. Cuando se declaró la pandemia, los consumidores se apresuraron a ir a las tiendas de comestibles de todo el mundo para abastecerse de todo, desde papel higiénico y desinfectantes para manos hasta leche y alimentos no perecederos. No es difícil entender la oniomanía o compra compulsiva de las personas para intentar abastecerse y mantener a sus familias durante aquellos tiempos sin precedentes, pero hay una psicología detrás del almacenamiento de forma compulsiva y los estantes vacíos que pudieron haber experimentado estos compradores compulsivos.

Por qué la gente hace compras de pánico

Una de las razones más obvias de por qué las personas realizaban compras de pánico durante la pandemia era porque sentían no estar preparados y querían cuidarse a sí mismos y a sus familias. Pero había otra razón. Las personas querían recuperar algo del control que sentían que habían perdido en una situación no favorable que aparecía constantemente en las últimas noticias. Según la neuroeconomista de UC San Diego, Uma Karmarkar, “cuando las personas se sienten inseguras, tienden a concentrarse en las cosas que les brindan certeza. La mayoría de nosotros no tenemos la capacidad de fabricar nuevas vacunas, detener las guerras o promulgar nuevas políticas, pero la única acción que podemos controlar, que parece que estamos haciendo algo, es abastecernos de suministros”, dice.

Las compras de pánico no son un fenómeno nuevo. El impulso de almacenar suministros ocurre por una necesidad real antes de que, por ejemplo, las personas se preparen para protegerse de los huracanes en Florida o antes de otros desastres naturales. Debido a que la humanidad no tenía experiencia previa con el coronavirus, las personas no estaban seguras de cómo prepararse para él, por lo que cambiaron sus conductas de compras y tuvieron la tendencia de acumular artículos en exceso, en un intento de recuperar su salud mental. Con los desastres naturales, a veces, las personas saben qué esperar y cómo prepararse porque probablemente ya los han experimentado antes. El virus, por otro lado, hizo que la gente se preguntara cuánto duraría y, al no haber respuestas, eso creaba inseguridad.

El papel del miedo

Cuando existe el temor de que la cadena de suministros experimente algunos contratiempos o, peor aún, que se derrumbe, la gente acumulará. “Es una respuesta natural a una experiencia estresante”, dice Lisa Kath, profesora asociada de psicología en la Universidad Estatal de San Diego. “Cuando no conocemos los límites”, dice Kath “no tenemos un marco de referencia. Eso solo amplifica el miedo”. Es este miedo a lo desconocido lo que hace que las personas compren “más de lo que compran durante la Navidad”, dijo el presidente Trump en una rueda de prensa con el grupo de trabajo sobre el coronavirus.

Cuando los funcionarios del gobierno trataban de aliviar los temores del público sobre la escasez de alimentos y otras cadenas de suministro, esta acción a menudo tenía el efecto contrario en su estado de ánimo: hacía que la gente saliera y comprara más. Hubo picos de acaparamiento después de que la Organización Mundial de la Salud declarara la pandemia el 11 de marzo del 2020 y después de que los gobernadores estatales recomendaran que las personas limitaran sus movimientos solo a las salidas necesarias.

Implicaciones en las finanzas personales

Un efecto de este tipo de adicciones como las compras de pánico, que pocas personas suelen considerar, es el efecto en sus finanzas personales. Las compras de pánico son generalmente un gasto no planificado que no se presupuestó y tiene consecuencias negativas, y en muchas ocasiones, sentimientos de culpa. Estos son los tipos de compras que pueden desequilibrar completamente tu presupuesto, saturar tus tarjetas de crédito, y traer problemas financieros. Cuando compras con pánico, es probable que no solo compres más de lo que necesitas, sino más de lo que pretendías, tratando con eso de aplacar tus sentimientos de ansiedad. Probablemente, también estés comprando artículos en función de lo que está disponible sin tener en cuenta el costo o las rebajas o si lo ocupas.

Si eres un comprador que generalmente usa cupones o la tarjeta del club de la tienda, es más probable que tomes lo que esté disponible, independientemente del precio. Cuando compras porque tienes miedo, te angustias de que alguien compre antes que tú, por ejemplo, ese paquete de 12 piezas de papel higiénico y tú ya no alcances a comprar uno. Este comportamiento puede conducir al remordimiento del comprador. De hecho, en el tiempo del coronavirus muchos puntos de venta, como Costco, no aceptaban devoluciones o reembolsos en muchos de los artículos más buscados, como papel higiénico, arroz, jabón y desinfectante para manos.

Almacenando bienes con sensatez

Tener un suministro adicional de alimentos a mano nunca es una mala idea. Como lo demostró la propagación del coronavirus, vale la pena tener un plan de respaldo. Cuando tienes una despensa bien variada, puedes evitar la necesidad de salir a mercados concurridos y ruidosos.

Construir una despensa surtida no tiene por qué costar mucho dinero y puedes agregar más artículos relacionados con tu despensa habitual, de manera gradual, cada vez que hagas tus compras acostumbradas. Al agregar alimentos no perecederos y otras necesidades del hogar poco a poco, es más probable que encuentres estos artículos en oferta o tengas cupones para ellos, o puedas comprarlos a granel sin ejercer presión sobre las cadenas de suministro en una emergencia.

Además, hay que comprar cosas que tu familia y tú realmente usarán. Si no beben leche, evita el sentimiento de culpabilidad y las consecuencias negativas de comprar 20 cajas de leche en polvo solo porque está en oferta.

A todo lo anterior, podemos agregar que en la sociedad consumista de nuestros tiempos, con la enorme cantidad de nuevos productos, y con la facilidad que entregan las nuevas tecnologías y el internet para realizar las compras, lo que en un principio pudiera parecer una actividad derivada de una simple necesidad puede convertirse en un trastorno, como es el caso del trastorno de compra compulsiva.

Esta afección se basa en un desorden del control de los impulsos y se sustenta en las preocupaciones excesivas que pueden sufrir las personas con relación a las compras y la necesidad de consumir una gran cantidad de bienes no esenciales de manera constante. Las personas con baja autoestima son más propensas a sufrir este trastorno psicológico en su afán de buscar la aceptación social.

Un tratamiento común es la terapia cognitivo conductual que se basa en trabajar la conducta adictiva y, sobre todo, corregir los pensamientos que provocan los trastornos de ansiedad. Un análisis de conducta puede dar luz a si las compras compulsivas que siente una persona están basadas en algo que pudiera ser temporal, o en algo que pudiera necesitar ya de ayuda profesional.

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