Bienes duraderos y no duraderos: definición, diferencias y ejemplos

Saber qué son los bienes duraderos y no duraderos -también conocidos como productos perecederos o de consumo- y cuáles son sus principales diferencias es esencial en el mundo de los negocios. A fin de cuentas, algunos escenarios ameritan la reducción en la compra de productos no duraderos o -al menos- el retraso en la inversión de un bien durable.

Así que, antes de comprar tus insumos al mayor -o de invertir en una máquina para tu fábrica- es preferible que hagas una pausa y aprendas qué son los bienes duraderos, cómo se diferencian de los no duraderos y cuándo debes reconsiderar tus inversiones.

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Entonces, ¿qué son los bienes duraderos?

Según Economipedia, los bienes se clasifican en distintos tipos y están diseñados para satisfacer una -o varias- necesidades humanas. Ahora bien, cada uno de estos bienes puede separarse en distintas categorías según su precio, su función e incluso su duración.

Por ejemplo, una motocicleta podría ser un bien de consumo porque se utiliza a diario, pero -si se usa en una empresa de entregas a domicilio- se convertiría automáticamente en un bien de inversión. ¿Esto quiere decir que ya no es un bien de consumo? No necesariamente. Los bienes pueden compartir dos o más categorías.

Entonces, ¿qué son los bienes duraderos? Los bienes duraderos son, antes que nada, bienes de consumo o de inversión que no se adquieren con frecuencia porque ofrecen una vida útil superior a los 3 años. Tal como su nombre lo indica, son productos durables que suelen tener un costo elevado.

Por eso los empresarios y consumidores hacen una breve investigación de mercado antes de adquirirlos.

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Ejemplos de bienes duraderos

Los productos duraderos tienen ciertas características que los definen:

  • Son resistentes 
  • No se desgastan con facilidad
  • Suelen tener precios elevados
  • Tienen una prolongada vida útil
  • Están diseñados para durar en el tiempo

Veamos algunos ejemplos:

  • Joyería
  • Juguetes
  • Mobiliario
  • Vehículos
  • Televisores
  • Equipos fotográficos
  • Máquinas de jardinería
  • Máquinas de producción
  • Ordenadores y portátiles
  • Consolas de videojuegos
  • Pequeños electrodomésticos
  • Herramientas mecánicas o eléctricas
  • Grandes electrodomésticos, como lavadoras y refrigeradoras
  • Gadgets, como smartbands, smartwatches y asistentes del hogar

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Y, ¿qué son los bienes no duraderos?

Los bienes no duraderos son todo lo contrario a un producto duradero. No solo carecen de una vida útil prolongada, sino que se convierten en un gasto continuo. Un ejemplo de los bienes no duraderos son las baterías desechables, el papel Bond, la tinta o el tóner, entre otros.

Otros ejemplos de productos no durables los podemos encontrar en las tiendas de abarrotes. El jabón de tocador, los productos de lavandería, los vinos y la línea de cuidado personal forman parte de esta categoría.

Aunque en economías en recesión -o ante una crisis financiera- las personas pueden modificar sus patrones de consumo de productos no durables, estos suelen ser imprescindibles; ya sea para mantener el hogar limpio o la impresora productiva.

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¿Por qué es importante reconocer la diferencia entre bienes duraderos y no duraderos?

Como los bienes duraderos tienen un alto valor económico, las empresas y consumidores deben pensar muy bien en su compra. Deben elegir un producto que se adapte a lo que buscan, se mantenga en el tiempo, tenga servicios de mantenimiento o reparación y que cuente con una tecnología que no quedará obsoleta en un futuro cercano.

Además, el precio debe estar en equilibrio con la calidad del bien para así asegurarse de realizar una compra inteligente. No obstante, esto no es lo único que hay que tomar en cuenta antes de comprar un bien durable: la economía del país, de la región -y de la empresa o del consumidor- tienen un papel importante porque todo comprador debe asegurarse de poder cubrir el precio de compra del producto.

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Bienes durables y no durables, ¿qué pasa con su valor en las crisis?

En las crisis financieras la mayoría de los bienes durables experimentan una pérdida importante de su valor, al menos en comparación con los bienes no durables. De hecho, lo primero que hacen las empresas y los consumidores en una recesión es limitar o pausar la inversión en activos duraderos porque, de no hacerlo, comprometerían su liquidez y se arriesgarían a no poder pagarlos en el futuro.

En cambio, el mercado de bienes no duraderos no suele experimentar cambios dramáticos porque la demanda no disminuye. A fin de cuentas, los alimentos, la gasolina, el gas y los productos de higiene y de limpieza son necesarios para la vida diaria.

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