Cómo hacer que tu marido deje de ser tan tacaño

La diferencia entre ser tacaño y frugal depende de qué lado de la chequera te paras. Si vives con un marido que es tan tacaño que te obliga a tomar medidas drásticas, aléjate de los cuchillos de la cocina y respira hondo. En lugar de enfurecerte, toma las acciones necesarias para disminuir su mezquindad y crea un plan de gastos con el que los dos estén de acuerdo.

Habla sobre la actitud de tu familia hacia el dinero y cómo te influenció. Puede ser que tu marido sea tacaño porque fue educado de esta forma o porque creció pobre y tiene miedo de volver a serlo. Los orígenes influencian la manera en que la gente maneja los asuntos ligados al dinero. Descubrir la razón para la mezquindad de tu marido te ayudará a entenderlo mejor y puede abrirte los ojos al porqué de su conducta.

Pídele a tu marido que defina sus metas monetarias. Puede ser que esté reteniendo el dinero porque quiere pagar la casa o retirarse a los 50. Conocer sus metas te puede ayudar a ver las cosas a su manera. También lo puede ayudar a él a tener otra perspectiva. Si su meta es retirarse joven, puedes intentar convencerlo de que racionar el dinero para la comida o comprar ruedas lisas no le ayudará a cumplir su objetivo.

Durante dos semanas lleva un registro de lo que ambos compran. Esto te ayudará a saber en qué se gasta realmente el dinero. A veces la gente es tacaña para ciertas cosas pero no para otras. Puede ser que identifiques áreas en las que puedes ahorrar, y dejar libre cierto dinero para otras que son más importantes para ti.

Haz una lista de todas las cosas en las que él es tacaño. Lo puedes hacer simultáneamente con el registro de gastos. Hacer la lista podría ayudarte a ver que hay cosas que en el papel no parecen tan mezquinas o que no vale la pena discutir. Si él elige reutilizar las bolsas de té, a la única persona que afecta es a él, así que puedes decidir que es una de las cosas sobre las que no vale la pena discutir. Sin embargo, si es de las personas que se lleva todos los sobres de azúcar de las mesas de los restaurantes, le puedes señalar que eso es robo. Puede ser que no cambies su conducta, pero ver todo escrito podría sorprenderlo e impulsarlo a que haga algunos cambios.

Siéntense juntos y hagan un presupuesto. Incluye una asignación para cada uno de ustedes. El dinero de esa asignación es para que lo gastes de la manera que quieras, sin la opinión de tu marido. Si lo quieres gastar en la manicura, no tiene permitido opinar sobre ello. Si él quiere ahorrarlo todas las semanas, es libre de hacerlo.

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