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Una explicación del escudo fiscal por depreciación
Un gasto por depreciación es el ejemplo típico de una partida que no representa una salida o erogación verdadera de efectivo. Partidas como depreciaciones y amortizaciones marcan la diferencia o el verdadero trasfondo entre la utilidad contable y efectivo generado en operaciones.
Un gasto por depreciación se registra en el estado de resultados, afecta el ingreso gravable y el resultado del ejercicio, pero a diferencia de otros gastos como el pago del personal o las compras de papelería, no representan una salida real de efectivo pues el desembolso correspondiente ya ocurrió en el pasado. Por tal se traduce en un escudo fiscal.
El gasto por depreciación es la “representación” de un desembolso que ya ocurrió en el pasado, incluso ejercicios previos al que contabiliza el gasto.
Dicho en otras palabras, cuando una empresa compra un activo, tal como un edificio o un vehículo, el costo por la compra del bien generalmente no se considera para una deducción de impuestos como un gasto, sino que debe ser depreciado durante cierto número de años correlativos con su vida útil.
El importe de la depreciación se convierte en un gasto deducible de impuestos cada año, reduciendo la base imponible y, por lo tanto, el monto de los impuestos adeudados. Esta reducción de impuestos se llama escudo fiscal por depreciación.
Hagamos un breve repaso del concepto del escudo fiscal por depreciación, su ejemplificación y algunas consideraciones.
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¿Qué es escudo fiscal?
Un escudo fiscal es toda reducción del ingreso gravable y por ende de la cuantía de impuesto sobre la renta que debe pagar un individuo o empresa gracias a la aplicación de deducciones como los intereses sobre créditos, las donaciones, las amortizaciones, depreciaciones y otros gastos deducibles de impuesto.
De manera que el escudo fiscal por depreciación según accountingtools.com es el monto por el cual los gastos por depreciación “protegen al contribuyente” de los impuestos sobre la renta. Debido a que el gasto por depreciación deduce impuesto sobre la renta en la cuantía que resulta de la tasa impositiva por el importe de gasto.
El incentivo del escudo fiscal por depreciación está mucho más presente en empresas manufactureras y otras empresas con una importante inversión en activos depreciables como propiedad, planta y equipos.
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Ejemplo de escudo fiscal por depreciación
Indicamos en párrafos anteriores que el escudo fiscal es la reducción que resulta del ingreso gravable producto del gastos como las depreciaciones. Para estimar el escudo fiscal por depreciación basta con multiplicar el total de gastos de deprecación del período contable por la tasa impositiva. Veamos el ejemplo.
Supongamos que una empresa tiene USD 100.000 en ingresos brutos y USD 50.000 en gastos de operación, lo que significa que tiene una renta imponible de USD 50.000. En un tipo impositivo del 30 por ciento, por lo cual los impuestos adeudados son USD 15.000.
Sin embargo, si esa misma empresa también es propietaria de varios activos amortizables debidamente registrados en sus estados financieros, eso proporciona una deducción por depreciación.
Supongamos que el total de gastos por depreciaciones de los de USD 20.000 que se restará de la base imponible, por lo que ahora los o ingresos gravables son USD 30.000 y los impuestos adeudados suman USD 9.000.
La empresa logró un escudo fiscal por depreciación es de USD 6.000. Que es coincidente con el valor resultante de multiplicar el importe de gastos de depreciación (USD 20.000) por la tasa impositiva (30%).
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Escudo fiscal por depreciación, algunas consideraciones
El escudo fiscal por depreciación es diferente de la depreciación registrada en los registros contables y reportada para efectos fiscales. En el ejemplo, el gasto de depreciación es de USD 20.000. El escudo fiscal de USD 6.000 sólo representa un ahorro fiscal. Para Investorwords.com los gastos por depreciación son simplemente una forma para reducir la cuantía de impuestos sobre la renta.
La depreciación es un gasto fiscal y no un flujo de caja directo, lo que significa que las decisiones de presupuesto de capital que implican descuentos en los cálculos de flujo de efectivo ignoran la depreciación.
Sin embargo, debido a que la depreciación afecta a los impuestos a través del escudo fiscal, tiene un efecto indirecto que no afecta a los flujos de efectivo después de los impuestos.
Una empresa tendrá en cuenta el efecto del escudo fiscal por depreciación al momento de decidir si comprar o arrendar equipos u otros activos, porque los activos arrendados no generan un escudo fiscal.
Otros factores entran en juego al tomar tal decisión, como las tasas de interés para financiar los activos, (recordando que también los intereses por deuda son deducibles de impuesto), la inflación y la duración de los planes de negocio para mantener esos activos productivos.